martes, 7 de diciembre de 2010

Mi corneta.

Hace algún tiempo anuncié en este blog que dejaba, por algún tiempo, de tocar este instrumento. Es algo que decidí y fue de esta forma hasta finales del verano, momento en el que volví a hacer sonar el "tubo de hierro", aunque lo hice sin pensamiento de volver a hacerlo de forma continua. Pero claro, cuando le has dedicado tantas horas, has sentido tantas emociones y has disfrutado tanto, es difícil volver a dejarlo...

Finalmente decidí continuar mi relación con la música cofrade, no en la banda que prometí que seguiría, pero llegado el momento de la verdad supe que sería imposible y acabaría dejándola otra vez. Así que comienzo una nueva etapa musical en la Banda de la Merced del Viso del Alcor. He de decir que me alegro muchísimo de tocar aquí, ya que en ella se encuentran gran parte de las personas con las que empecé a tocar, además la acogida a sido fabulosa.

¿Pero por qué volver a tocar? Antes de responder a esta pregunta, tengo que responder a la siguiente, ¿por qué dejé de tocar? Dejé de tocar principalmente por el tiempo, tenía poco tiempo de ocio y el poco que tenía lo pasaba tocando, de esta forma se empezó a convertir de una afición a una casi obligación, por decirlo de algún modo. En ese momento decidí que no estaba disfrutando de la música, y cuando esto pasa tu música no es buena tampoco. Una vez respondida la pregunta, puedo volver a la primera, ¿por qué volver? Es simple, noté que era el momento, un ahora o nunca. Es difícil, una vez que te acostumbras a no ensayar, a no tocar los fines de semanas, volver a hacerlo, y sabía que era en este momento o que posiblemente no lo volvería a hacer.

El tiempo que este hobby se lleva es enorme, y el esfuerzo, pero la recompensa es mayor aun. El trabajo de los compañeros en los ensayos haga frío, calor o llueva, el del director musical para que todo suene correcto, el de los costaleros de los pasos a los que acompañaremos, el del capataz, la ilusión de los nuevos, la de los nazarenos que acompañan a su hermandad, la de los aficionados a la Semana Santa que esperan una buena Hermandad, todo ese trabajo, esfuerzo e ilusión, es la mejor recompensa que un músico puede tener.

"Que la corneta sea mi voz, y sus notas mis sentimientos"

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